viernes, 24 de julio de 2009

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El escenario más temido - Colapso laboral en EEUU: Se multiplican los riesgos de explosión social

IAR Noticias
23/07/09

Lo que suena como un panorama fantástico para el Imperio norteamericano (las huelgas y los conflictos sociales) es un escenario de corto plazo que ya están manejando entre líneas analistas y medios norteamericanos a la luz de la crisis industrial y de las quiebras empresariales que están desatando una creciente ola de despidos y un récord de la desocupación en EEUU.

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Desde el estallido de la crisis financiera, en septiembre pasado, la ONU, el Banco Mundial, la mayoría de los expertos y últimamente el G-8, vienen advirtiendo sobre el peligro de estallidos sociales a escala global que podrían generarse por el impacto de la crisis recesiva con despidos masivos y por la escalada de los precios de la energía y de los alimentos en los países más pobres de Asia, África y América Latina.

Esta semana, el Grupo de los Ocho (G-8), considerado el "Directorio del Mundo", afirmó en una declaración que la situación "sigue incierta" en la economía global, con "riesgos significativos para la estabilidad". De acuerdo con las potencias centrales nucleadas en la entidad, el aumento de la desocupación este año y el próximo puede producir estallidos y revueltas sociales.

Sorpresivamente, la evolución de la crisis (que devino de financiera a crisis estructural con la recesión) hoy golpea con más fuerza a las potencias centrales que a los países emergentes o subdesarrollados.

El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los políticos y alienta las huelgas y protestas sociales que ya comienzan a extenderse por toda la geografía europea y amenazan con extenderse a EEUU.

La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se perfila como un potencial emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.

Las señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por efecto de la desocupación masiva) en convertirse en una crisis social de difícil pronóstico en EEUU.

"El mercado laboral de Estados Unidos tiene un desempeño aún peor que el de la economía en general, lo que causa temores dentro y fuera del gobierno de que el resultado podría ser el de una recuperación sin empleos incluso cuando termine la recesión", señala este jueves The Wall Street Journal.

"En un desafío a las normas históricas, la tasa de desempleo --que asciende a 9,5%-- es de 1 a 1,5 puntos porcentuales más alta que lo que se hubiera previsto bajo el sentido común económico, dice al Journal Lawrence Summers, uno de los asesores económicos del presidente de EEUU, Barack Obama.

Desde que comenzó la crisis en diciembre de 2007, la economía estadounidense perdió 6,5 millones de trabajos, 4,7% del total de empleos en el país. La tasa de desempleo subió cinco puntos porcentuales mientras que la economía se ha contraído alrededor del 2,5%.

En los últimos días, Summers, el director de presupuesto de la Casa Blanca Peter Orszag y el presidente de la Fed Ben Bernanke han hecho declaraciones públicas sobre la "desconexión inusual" entre el crecimiento y el desempleo.

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, pronosticó el miércoles pasado que el desempleo en el país, que alcanzó un récord de 9,5%, probablemente seguirá en aumento en los próximos meses, pues los puestos de trabajo tardan más en recuperarse que otros sectores de la actividad económica.

Según The Wall Street Journal, las recuperaciones económicas sin empleos no son nada nuevo: las empresas suelen ser reacias a contratar cuando recién sube la demanda.

Sin embargo, hay posibilidades más sombrías --agrega--, ya que los trabajadores con problemas podrían arrastrar una economía frágil a una recesión más profunda.

En un cuadro recesivo, la pérdida de empleos en EEUU se aceleró el mes pasado y la tasa de desempleo aumentó a 9,5%, arrojando dudas sobre la capacidad de recuperación de la primera economía imperial.

"La demanda final y la producción han mostrado señales tentativas de estabilidad", dijo el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, a reguladores el miércoles, como parte de su presentación ante el Congreso de EEUU. No obstante, aclaró: "El mercado laboral, sin embargo, sigue debilitándose".

Según los últimos datos, en un récord histórico, el rojo fiscal en EEUU se disparó a más de US$ un billón (doce ceros, un millón de millones) en los primeros nueve meses del ejercicio anual e implica ya el 8% del PBI. Pero cerraría en más de US$ 1,8 billón, contra "sólo" US$ 455.000 millones del año pasado.

El Departamento del Tesoro de EEUU informó que entre octubre de 2008, cuando empieza el año presupuestario, y junio último, el "rojo" fue de 1,086 billón de dólares, una marca sin antecedentes.

La crisis económica recesiva en la mayor economía del mundo, ya se expresa en recesión, desempleo, menos recaudación impositiva y más gastos para paliarla, entre otras variables, complica las cuentas públicas.

En este marco, lo que suena como un panorama fantástico para el Imperio norteamericano (las huelgas y los conflictos sociales) es un escenario de corto plazo que ya están manejando entre líneas analistas y medios norteamericanos a la luz de la crisis irresuelta del sector automotriz y de las quiebras empresariales que están desatando una creciente ola de despidos en EEUU.

Cada jornada de la economía norteamericana (desde finales de 2008) se convirtió en un vértigo marcado por una dinámica inevitable: Recesión industrial y comercial con baja del consumo y desempleo masivo que se proyecta desde EEUU y los países centrales al mundo periférico "subdesarrollado" y/o emergente.

De esta manera, la desocupación (emergente de la desaceleración económica) se ha convertido en una cuestión clave para el equipo de Obama y el establishment de poder estadounidense que temen que su propagación convierta a EEUU, la primera potencia mundial, en un polvorín de huelgas y conflictos sociales que terminen paralizando aún más a la economía.

En un orden secuencial, para que se produzca un desenlace del proceso recesivo, tiene que haber una convergencia interactiva de la "crisis financiera" (los mercados del dinero), la "crisis estructural" (la economía real) y la "crisis social" (el impacto de la crisis económica-financiera en la sociedad).

Por estas horas, medios y analistas norteamericanos coinciden en que la desocupación (como emergente de la recesión industrial) se ha convertido en la prioridad absoluta de la agenda de Obama y su equipo.

Desde hace varios meses, el protagonismo de la crisis financiera-bursátil fue rebalsado y cedió paso a un nuevos actores: Las quiebras empresariales y los despidos masivos.

Los billonarios paquetes de "rescate bancario" estatal con dinero de los impuestos (pagado por toda la población estadounidense) no han servido de antídoto y han fracasado estrepitosamente como medida para enfrentar la crisis que ha devenido de financiera a recesiva a escala global.

El mapa de la crisis social

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